PEREGRINACIÓN A GUADALUPE 2008

El viernes dia 5/9/2008 a las 5’30 de la mañana, un grupo de animosos peregrinos, del Torviscal y de Villar de Rena partimos desde la plaza del Torviscal con la ilusión de llegar y venerar a nuestra patrona Santa María de Guadalupe. Las primeras horas de la mañana trascurrieron caminando a buen paso y animada charla tras la luz de las linternas que nos iluminaba y nos hacía visibles al tráfico en la oscuridad. En Valdivia se hizo la primera y corta parada solo para tomar un cafe. Ya con el sol despierto, sobre las 9 paramos a desayunar en un bar de la carretera unas tostadas y cafe con leche, continuando hasta el acueducto donde permanecimos descansando apenas una hora y se realizaron los primeros masajes a cargo de la señora ? lamento no recordar su nombre, pero que fueron mano de Santa, dado su profesionalidad y resultados obtenidos. Continuamos a buen ritmo hasta llegar a Obando sobre las 13’30 donde el equipo de apoyo nos tenía preparadas las butacas en el porche de la Iglesia. Comimos con apetito y descansamos; algunos pudieron echarse una buena siestecita tras la cual, sobre las 5 de la tarde continuamos camino por las largas rectas de la carretera, bajo un sol benigno y una tarde esplendida, en nada parecido a lo que ocurriría pocas horas despues. Paramos a cenar al lado de un ancho canal de riego y ya se vislumbraba en el horizonte unas negras y amenazadoras nubes negras. Hasta las 11 estuvimos caminando; cuando llegamos al lugar donde el equipo de apoyo nos tenía preparado el sitio elegido para pasar la noche nos dispusimos a descansar y a dormir. Lo de dormir fue una ilusión, pues nada más acostarnos comenzaron a caer unas gotitas que no presagiaban que el descanso fuera a ser reparador. Efectivamente, así pasaron unas 3 horas hasta que sobre las 2 de la madrugada comenzo a llover ya sin ningún reparo y tuvimos que levantar el campamento, total para mojarnos, mejor caminando que adelantaríamos tiempo; así que bajo la insistente lluvia y bastante viento, que nos mojó todo el cuerpo a pesar de las protecciones que portábamos, fue transcurriendo la noche oscura iluminada de vez en cuando por los faros de los vehículos que se cruzaban con nosotros. Es de agradecer la labor del equipo de apoyo que aprovechando una construcción abandonada improvisó un refugio cubierto con lonas donde apiñados y como pudimos permanecimos poco tiempo, pues mojados como íbamos,las corrientes de aire y que hacía aguas por todas partes decidimos, no sin ciertas opiniones opuestas, continuar el camino, ya que de permanecer allí mucho tiempo, nos hubiera ocasionado alguna que otra pulmonía o vaya usted a saber. La lluvia y el viento continuó y hasta niebla que fue desapareciendo despues del cruce de Cañamero y a medida que nos acercábamos a Guadalupe. Despues de salir el sol, el equipo de apoyo nos llevó churros justo cuando dejamos la carretera y cogimos el camino de atrocha. El día era esplendido pero el camino estaba muy enfangado por la lluvia caida y tras cruzar el puente por el que antaño discurriera…el tren ¿? y subir una empinada cuesta de tierra llegamos a Guadalupe temprano; sobre las 11 de la mañana del dia 6. Todavía húmedos pero con los pies empapados nos dirigimos a la Basílica a dar gracias a nuestra Madre y a implorar a los frailes que nos abrieran el albergue para poder ducharnos y cambiarnos. El Guardian del Monasterio, padre Guillermo Cerrato, accedió muy amablemente a ello lo cual agradecimos sinceramente. Ya cambiados, y aunque con las piernas más o menos doloridas volvimos a la Basílica donde se estaba celebrando la Ofrenda Floral. Despues de comer nos echamos una buena siesta en el albergue y por la tarde asistimos al acto de la Bajada de la Virgen. Al día siguiente, asistimos a la misa del peregrino con la Basílica a rebosar y por la tarde nos despedimos de la Virgen y regresamos ya por medios mecánicos.
A mi particularmente, a pesar de las inclemencias del tiempo, me resultó una experiencia muy bonita y gratificante que quisiera volver a repetir a poco que me ayude la Virgen. Os animo a realizar este peregrinaje para honrar a Nuestra Señora de Guadalupe a todos los qe leáis esta crónica.

ALBERTO CORDERO


           

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